martes, 7 de agosto de 2012
Su anciano amigo le pidió que se arrodillara junto a su lecho de muerte. Extendió los brazos sobre su cabeza, bendiciéndola; después el moribundo le colgó el pedrusco.
—Perteneció a mis antepasados. Ellos adoraban a los dioses que venían del sol. Esos dioses rubios de ojos límpidos se lo entregaron. Ahora yo te lo devuelvo a ti. Cuando llegue la hora sabrás lo que hacer con él.
—Yo no soy un ángel, Juárez —interrumpió su delirio con cariño.
—Lo eres. La profecía ha empezado a cumplirse contigo. Volverán... y la luz llegará de mano de una joven virginal.
Anne se mordió la lengua, no llevaría la contraria al viejo, pero ella de virgen tenía poco, así que, en caso de ser cierta la profecía, no se refería a ella.
—Este medallón es la llave. Recuérdalo. Te he esperado durante mucho tiempo. Ahora ya puedo descansar en paz.
—Juárez, no...
—Escucha tu corazón: el sol te ayudará a guiar a mi pueblo hacia la luz. Ten cuidado con quien sale de las sombras: querrá devorar tu energía.
Aissss que bien que suena estoo!!!
ResponderEliminarYo quiero leerlo todo ya!!!
Que ganas!!